LA BIBLIA SEPTUAGINTA


La Biblia griega, comúnmente llamada Biblia Septuaginta o Biblia de los Setenta, fue traducida de textos hebreos y arameos más antiguos que las posteriores series de ediciones que siglos más tarde fueron asentadas en la forma actual del texto hebreo-arameo del Tanaj o Biblia hebrea. Representa una síntesis en que se subraya el monoteísmo judío e israelita, así como el carácter universalista de su ética.

La Biblia Septuaginta fue el texto utilizado por las comunidades judías de todo el mundo antiguo más allá de Judea, y luego por la iglesia cristiana primitiva, de habla y cultura griega. Junto con la Biblia hebrea, constituye la base y la fuente del Antiguo Testamento de la gran mayoría de las Biblias cristianas. De hecho, la partición, la clasificación, el orden y los nombres de los libros del Viejo Testamento de las Biblias cristianas (cristianas ortodoxas en Oriente, católicas y protestantes en Occidente) no viene del Tanaj o Biblia hebrea, sino que proviene de los códices judíos y cristianos de la Septuaginta.

El nombre de Septuaginta, se debe a que solía redondearse a 70 el número total de sus 72 presuntos traductores. 

En general se piensa que habría sido formada con el objetivo de cultivar la fe de las comunidades de israelitas piadosas que vivían en la Diáspora, y que se comunicaban en la lengua griega común (koiné). En aquella época, residía en Alejandría una muy nutrida y numerosa comunidad de inmigrantes hebreos. Sin embargo, dado que la orden habría provenido del rey Ptolomeo II Filadelfo, también es probable que el fin de la misma fuera proveer a la Biblioteca de Alejandría de una versión griega de los textos sagrados hebreos.

Proceso formativo

Su traducción inició en el Siglo III a.C. (c. 280 a.C.), y concluyó hacia finales del (c. Siglo II a.C.). 

Una lectura atenta de los Códices griegos revela que los textos asentados en la Biblia Septuaginta representan fielmente textos en un estado “primitivo”, carente de un estilo pulido y acabado, mucho más primario y primigenio, que el actual texto hebreo-arameo masorético, bastante más pulido y editado en el curso de los siglos posteriores. 

En numerosos casos, en Qumrán se han hallado manuscritos hebreos que avalan la versión griega Septuaginta. Se ha determinado finalmente, que aquellos manuscritos que avalan la Septuaginta son mucho más antiguos que aquellos que respaldan al texto masorético.

Los manuscritos bíblicos extensos más antiguos que incluyen la Versión de la Sep. en la parte de sus textos correspondiente al Antiguo Testamento de las Biblias cristianas, son el Códex Sinaíticus y el Códex Vaticanus, y el Códex Alexandrinus, de la primera mitad del Siglo V. El Códex Vaticanus omite los cuatro Libros de los Macabeos, e incluye algunas partes y pasajes propios del texto griego conocido del Libro de Enoc

La Biblia Septuaginta contiene los 24 libros que conforman el canon de la Tanaj judía (Biblia hebrea-aramea), los cuales, ordenados según la usanza griega y reparticionados, llegando a un total de 39, constituyen los textos más comúnmente aceptados del Antiguo Testamento de las Biblias cristianas (católica, ortodoxa, protestante, etc.).

Además de los textos del Tanaj o Biblia hebrea, la Biblia Septuaginta incluye algunos otros que no son incluidos. Estos textos reciben varios nombres: las iglesias cristianas ortodoxas los llaman “anagignoscomenos”, la iglesia católica romana los llama “deuterocanónicos”, y la mayoría de grupos protestantes actuales los llaman “apócrifos”. Fueron incorporados al texto de la Biblia por maestros judíos de habla y cultura griega de los Siglos II y I a.C., y usados desde entonces, y en siglos subsecuentes, por las comunidades judías de habla griega, y, en siglos sucesivos, por las comunidades cristianas primitivas. La mayoría son reconocidos e incluidos hasta la actualidad por todas las iglesias cristianas ortodoxas, y también por la iglesia católica romana. Algunas importantes ramas del protestantismo, como los luteranos, anglicanos, episcopalianos y anabaptistas, incluyen estos libros en sus Biblias, y los consideran lecturas recomendables ricas en enseñanzas, aunque no como textos de autoridad normativa o dogmática.

Existen cuando menos unos cinco libros en la Biblia LXX que -por influencia de Jerónimo- no son reconocidos por la Iglesia católica romana como deuterocanónicos. Ellos son 1 Esdras (llamado en la Vulgata 3 Esdras), 3 Macabeos, 4 Macabeos, Odas y Salmos de Salomón. Los primeros dos libros, sin embargo, sí son reconocidos por la Iglesia ortodoxa.